Sobre el Hombre Topo

SOBRE EL HOMBRE TOPO:

Somos un grupo de producción literario e intelectual definido por su obsesión por la crítica cultural, la escritura, el cine, la filosofía y la traducción. Esperamos difundir ideas, textos, traducciones, fragmentos inteligentes de una luz no tan lejana.
Escriben en esta revista: Franco Bordino, Matías Rano, Gustavo Roumec, Tiépolo Fierro Leyton, Juan M. Dardón, Tomás Manuel Fábrega y Xabier Usabiaga.

jueves, 7 de marzo de 2013

Descarrilamientos



I

Me fugué de una aguja con
mi nombre, de vos, justo
cuando salté del tren. Tenía
las manos ocupadas,
las puertas abiertas, el
tren movimiento, la
inglesa en brazos, vos
sobre el andén asustada,
después puteando, sí Lucía,
salté a la luz sin hora
y caí sobre la tierra, era una
llanura lunar, era el
andén de Caballito. No
me vas a perdonar
morirme de estúpido
o de osado. No te preocupes,
me voy a morir de amor, por
unos balazo, unos filos,
una embaestida ciega
de relojería o un botellazo
que no era para mí,
pero de amor.
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II

Abrí la boca. Abrí la sal.
Abrí la joya. Abrí al medio
la línea como un punto
arañado. Colaborá con
mi voz. Abrí la boca.
Que si no la estación va
a arder. No sé si lo
mataron. No sé dónde
queda el Bajo. Para qué,
sólo tengo cuarenta mangos.
Agarrame, capo, que me
caigo. Y sí, arrancó el
bondi, y además ella
no abre la boca. Anoche
me saqué una piña
espinosa de un grano
de la frente. Mirá, al
quía se la querían dar,
si no fue anoche, fue
antiyer. Ya estamos
en Carabobo. Dale, pa,
que son dos cuadras.
¿Por qué no abrís la boca,
Lucía? Es tu cara la que
veo. Estás en los techos
atigrada de machimbre.
Esmeralda de moho,
lunar de sol reflejado
en la membrana inundada.
Pero igual no era
Carabobo. Capo, la posta,
se la dieron y lo tiraron
al mar. ¿Qué iban a hacer
con el chabón? Agarrame,
pa, que me voy a la mierda.
Cerrá, chofer, la concha de
tu madre que me caigo, pelotudo.
Abrí la boca. Ya no
hay deseo, ni trenes. Solo
fuego. El fuego solo
corriendo como el
relámpago encofrado
en el tercer riel.

Sí "Un salto al vacío
un ciervo"

Sí "El primer diario blanco/
del azar
rojo será"

Sí, abrime la boca con un
dedo húmedo y frío y
sacame la estopa, los
abrojos de aliación sexual, la
leche agria y cuajada,
las fotos transformadas en
pasta, sacame todo, y
el cerebro también por la
nariz, con un gancho y
ponelo en vinagre con
ajos y hojas de laurel, así
se limpia de su olor
y niebla de hígado.
Es claro, Lucía, que
no abrís la boca porque
no estoy tan grave. Y eso
me enferma. Vamos
abriendo, algo sin barnizar,
una puerta, una
puerta a la altura de la
cintura. Me agacho
y Alicia comenta un enigma
pelotudo. Y escucho
un boliviano con un
xicus y güiro haciendo
melodías de family
game. Después se toca
una cumbia. Entonces entra
un peruano mitológico
y cuadrado. Agarra
un charango y los dos
interpretan el tema de amor
del Padrino. Alicia es
inglesa, se aburre y fuma.
Vos sos negra,
te digo, Alicia
sí sabía abrir tortugas
a piedrazos. Entonces
Alicia inició:
- And what are you doing here...
- ¡Callate, boluda! - le
digo rápido y fuerte.
Sabés que Alicia no me gusta,
y fuma tanto, sabés
que las minas que fuman sólo
me gustan para coger.
Por eso fumás los martes.

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III

Llegaron los guitarristas               Los instrumentos
son dos, y traen un violín.            calibran y digitan
Tu pelo se esparce                      las extremidades.
sobre una planicie
oscura como un remolino de oro en rama.
El folcklore con su sabor
metálico a café.
Te dilatabas sobre
los jazmines
hasta deshacerte en el perfume
de perro negro enamorado
que me poseía.
No vas a perdonarme
no haber sido
tu amante. Hay cosas que los ciervos
no perdonan.
Un pelirrojo
con el pelo peinado
como un libro abierto
me mira, tiene
el pelo inflado de mugre,
por eso está fijo, y me mira.
Sabe lo nuestro.
En realidad no sabe nada.
No se puede ser amantes
después de una boca
cerrada de descepción
o de miedo. Nuestros
cuerpos están sólo
para el sacrificio.
Parar el rayo con las uñas.
Reir en las sombrías
veredas de verdín
y moho de pileta.
El pelirrojo tiene corbata.
Hace como tres estaciones
que se bajaron los musicantes.
Órganos, sólo quiero
órganos de luz (órganos-
eléctricos, órganos-pictóricos,
órganos-ígneos), órganos
en ánforas traficados
entre jazmineros. Ya
los cuerpos me importan
menos, poco las caras.
Los órganos son remontables.
Elevados y combinados.
Mis órganos chorrean
arena esteril.
¿vas a devolverme
los órganos que te llevaste con el
retiro? ¿O vas a
embalsamarme
de jazmín y remplazar mis
ojos por linternas irritadas?
La dulzura va a matarme.
Empiezan a hachando
los dedos del pie, y
van subiendo, los cirujanos.
Quisiera cantores
y sólo vienen amputadores
diabéticos a mi cama,
y se llevan reliquias amarillas.
El pelirrojo se baja.
Hace frío.
Sólo pienso en un jazminero integral.

Autor: Juan M. Dardón

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